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“A la conquista de la voluntad”

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chiomorgo en La grandeza de lo pequeño

El título de mi post lo he extraído del fantástico libro de Enrique Rojas  “La conquista de la voluntad, cómo conseguir lo que te has propuesto”,  Temas de Hoy (2012). Y ¿Para qué os quiero hablar de este libro? Pues en primer lugar para recomendaros su lectura y en segundo lugar para haceros un resumen a todos aquellos que, sesión a sesión, me ponéis excusas para no hacer las cosas y de este modo deciros que con un poco de esfuerzo es posible educar y conquistar la voluntad.

Según el autor, “Un indicador de la madurez de la personalidad de un individuo es el grado de fortaleza de su voluntad”. Afirma, que las personas que consiguen el éxito en la vida (entendiendo por éxito, conseguir aquello que se proponen y que depende de ellos) son aquellas que tienen una voluntad de hierro, una voluntad que les permite romper la inercia de sus hábitos y ponerse en marcha con perseverancia hasta lograr sus objetivos.

Pero, conseguir una voluntad de hierro no es tarea fácil, como todas las cosas necesita de esfuerzo y sacrificios pero estoy segura de que estas dispuesto a asumir el siguiente reto ¿Quieres?

El autor en el libro, entre otras muchas cosas, nos muestra las pautas para educar y entrenar la voluntad de una forma bastante clara y sencilla aunque quizás demasiado extensa por eso voy a procurar resumirlas de la siguiente manera:

 1. La voluntad necesita de un aprendizaje gradual, que se consigue con la repetición de actos donde uno se vence, lucha, cae y vuelve a empezar. Dicho de otro modo: hay que adquirir hábitos positivos mediante la repetición de conductas de una forma deportiva y alegre. Al principio puede costarnos mucho trabajo vencer la inercia, pero, a la larga, cuando consigamos hacerlo, saldremos reforzados.

2. Tener objetivos claros, precisos, bien delimitados y estables. Cuando esto es así y se ponen todas las fuerzas en ir hacia delante, los resultados positivos están a la vuelta de la esquina, y no tiene cabida la dispersión de objetivos, ni tampoco querer abarcar más de lo que uno puede. Por eso produce mucha paz aplicarse en esos propósitos, siendo capaz de apartar todo lo que pueda distraernos o alejarnos de las metas. Querer es pretender algo concreto y renunciar a todo lo que distraiga y desvíe de los objetivos trazados.

3. Hay que saber conducir y calmar las ansias juveniles hacia una meta que merezca realmente la pena. Las grandes ambiciones, las mejores aventuras, brotan de algo pequeño, que crece y se hace caudaloso a medida que la lucha personal no cede, no baja la guardia, insistiendo una y otra vez. En el alpinismo, tarea que se parece mucho al fortalecimiento de la voluntad, lo importante es dar pequeños pasos hacia arriba, ir ascendiendo en la montaña no gracias a las grandes escaladas, sino merced a pequeños avances, al principio costoso y, después, ya más fácil, una vez que se vislumbra el paisaje desde la cima.

4. No compararse con otros. Fijarnos demasiado en lo que hacen los demás y desear lo que otros poseen puede apartarnos de nuestro camino, hacernos sentir insatisfechos y conseguir que nos desmotivemos para lograr nuestro objetivo.

5. Por último, es importante buscar la armonía entre fines y medios, es decir, conseguir la ecuación adecuada entre tus aptitudes y tus limitaciones, procurar sacar lo mejor que hay en uno mismo, poniendo en marcha la motivación, configurada gracias a las ilusiones, así como el orden, la constancia, la alegría y la autoridad sobre nosotros mismos, para no ceder ni un ápice en lo propuesto.

“El hombre con voluntad llega en la vida más lejos que el Inteligente” “El hombre con poca voluntad está siempre amenazado”  Enrique Rojas


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